Este fin de semana he asistido a una prueba de rastro de jabalí. Aunque yo no practico la caza, veo que es necesario tener algunas nociones de ella y sobretodo de la parte que corresponde al perro. Por dos motivos, una porque la raza que tengo, el Rhodesian Ridgeback fue una raza creada para cazar y fue gracias a un cazador Von Rooyen que esta existe. El segundo motivo es porque además soy juez del grupo 6, así que debo aprender además de morfología, la funcionalidad y carácter de los perros. Es a través de Albert Salvany (al cual le estoy muy agradecida por haberme invitado al evento) que me estoy introduciendo en este mundo que aunque es muy diferente al mundo de la morfología es igual de apasionante. Estos perros no pasan por el acicalamiento anterior a una exposición de belleza, ni llevan las exclusivas correas, ni deben permanecer como una estatua mientras un extraño les examina, no, nada de eso. Aquí no importa que el perro sea muy reservado con la gente que no conoce, ni que el pelo esté bien recortado, huela bien, este blanco luminoso... aquí lo que importa es que tenga instinto, instinto para olfatear y buscar el rastro que le lleve hasta el jabalí, lo pare y lo levante. (Todavía no estoy muy formada en el lenguaje de esta disciplina pero poco a poco espero hablar con más propiedad). A continuación os dejo algunas fotos de las tres pruebas en las que he estado.
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